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Ciudades colaborativas y democracia digital

Ciudades sin ciudadanos. En las ciudades convergen multitud de problemas: de movilidad, de vivienda, medioambientales, de abastecimiento de alimentos y energía, de seguridad, etc., que se han resuelto tradicionalmente, con mayor o menor acierto, conjugando decisiones políticas y técnicas y con escasa o nula participación y colaboración de los ciudadanos.

Por otra parte, en un mundo globalizado y financiarizado, las ciudades se han esforzado por atraer inversores y actividades de alto valor añadido. Se han convertido en ciudades marca más preocupadas por satisfacer las exigencias de los potenciales inversores que las necesidades de sus habitantes.
Además, la crisis ha evidenciado la incapacidad de muchas ciudades para resolver sus problemas con las viejas recetas y hemos asistido a un progresivo deterioro del medioambiente urbano, la cohesión social y las condiciones de vida y de trabajo.

El ciudadano creador. Ante este panorama, han surgido numerosas iniciativas de base promovidas por colectivos de ciudadanos que se autoorganizan para resolver problemas comunes: huertos urbanos, cooperativas de cesión de uso (cohousing), monedas locales, bancos de tiempo, espacios makers y fablabs... La economía colaborativa nos muestra otras formas de pensar la movilidad o de activar y compartir recursos desaprovechados. El big data nos sugiere nuevas posibilidades de actuación a partir del conocimiento y análisis de multitud de datos. Nuevas tecnologías de producción (fabricación aditiva, 3D) y de generación de energía señalan el camino para la relocalización de actividades industriales. Se redescubre el valor de los espacios urbanos como lugares de relación y conocimiento. Todo ello nos obliga a replantearnos la ciudad desde otras perspectivas. Hay un nuevo ciudadano creador que reclama un espacio de relaciones y convivencia diferente.

Como nos cuenta Manu Fernández, "Necesitamos ciudades inteligentes que nos hablen de muchos de los valores urbanos que no tienen que ver con una vida eficiente. Necesitamos una ciudad inteligente de las tecnologías cotidianas, de las tecnologías del cuidado, de las necesidades reales de la ciudadanía. Necesitamos una ciudad inteligente dirigida a hacer de la tecnología un medio para un objetivo mayor que es disponer de mecanismos de gestión inteligente de lo público y de oportunidades para ensanchar las posibilidades de disfrute de la ciudad"

Las ciudades colaborativas pretenden reconocer e impulsar estas nuevas realidades y darles cobertura a través de normativas y recursos que permitan su desarrollo. En TFC tenemos la oportunidad de conocer diversas experiencias (Barcelona, Amsterdam, Gante y redes globales de sharing cities), de descubrir caminos a explorar para nuestra isla-ciudad.
¿No nos representan?. Las ciudades emergen como los actores más capaces para impulsar grandes cambios sociales y económicos ante la crisis de los estados nación, que son anulados, desde arriba, por las estructuras supranacionales, que los someten a sus reglas y condiciones y, desde abajo, por las ciudades, que se revelan más efectivas a la hora de tomar decisiones y resolver los problemas de las personas, incluso a escala global a través de acuerdos y relaciones con otras urbes. Por otra parte, los ciudadanos sienten que las decisiones de gobiernos y parlamentos no sirven a la mayoría sino a intereses cada vez más concentrados en unas pocas corporaciones. Esta situación de pérdida de poder de los estados nación se evidencia en el desinterés creciente de los votantes por las elecciones nacionales. Los parlamentos y los gobiernos de los estados sufren una grave crisis de representatividad y legitimidad.
Una nueva gobernanza para un mundo en transición. En este contexto de desplazamiento de poder hacia las ciudades y de nuevos niveles de decisión y de conexiones y alianzas, ¿nos siguen valiendo los conceptos y estructuras de gobierno heredados del siglo XIX para el mundo del siglo XXI? ¿se ajustan los procesos de decisión política y de participación y colaboración ciudadanas a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías? ¿Cómo conseguir una participación verdaderamente efectiva y continuada de los ciudadanos en la vida pública?